miércoles, 30 de enero de 2008

Quebrantando mis propias creencias



Alcanzar la felicidad es el único fin de estos tiempos.


Esta mañana escuché una frase que me impresiono. Me he quedado todo el día pensando en ella y hoy la hago harina de este costal. La mentada frase es la siguiente: el maximalismo es lo más cercano al nihilismo.
Para situarnos, el Maximalismo es la tendencia a defender las soluciones extremas en el logro de cualquier aspiración. Mientras que el nihilismo es la doctrina filosófica que, basándose en la inexistencia de algo permanente, sostiene la imposibilidad de cualquier conocimiento. Hasta hoy creía que eran opuestos pero si lo analizamos un poco terminan acercándose.
El progreso de los hombres estaba fundamentado en la máxima aspiración posible en la era moderna, cuando llegaron los avatares de la abundancia y sus secuelas, a los seres humanos se le presentó este dilema, si ellos podían hacerlo todo y manipular el devenir de la historia porqué habían de creer en un Dios todopoderoso, y ahí es cuando surge el hombre-Dios nihilista.
El Dios de los post nihilistas mas que los post modernos es un Dios de la individualidad, es un Dios creado a mi propia semejanza para que según mi percepción de la vida, así actúe y le atribuyo poder sobre mi conciente, porque mi subconsciente lo trabajo con ayuda de un sicoanalista o de un gurú espiritual de turno.
Para los seres de este tiempo vivir feliz es el único imperativo categórico. Y si no logra esa felicidad se hunde en el vacío. Creo sin temor a equivocarme, pero si fuera así por favor me lo hacen saber, que el individuo de este tiempo es un ser anodino, hedonista y simplón, porque mas que trazarse retos y propósitos personales de auto superación, que lo desvincule del yo, ha aprendido por fuerza y costumbre, a ser un ente seriado, consumista que vive y piensa con ideas de otros. No es nada original. Y me incluyo. Acudimos en masa a talleres de crecimiento, grupos de oracion, charlas magistrales y lo que la mayoría hace es adoptar como propias las ideas ajenas en vez de tomar el concepto y hacer la reflexión propia.
Me pregunto cuáles son esos momentos de grandeza espiritual que nos regalamos, esos en que nos vemos interiormente y más que eso, vernos en las grandezas de las pequeñas cosas. Pocas, poquísimas.
No somos del todo responsables de esta carrera al vacío. Es que algunos se han empeñado en maximizar el hecho de que la vida es mero placer, vivir en abundancia, compararse con los demás, No puede haber espacio para el sufrimiento, el dolor, la pena, la perdida, eso está prohibido y si acaso demuestra algo de ello eres un ser débil e inseguro. Siempre debemos levantarnos con nuestra mejor careta, y franquear los segundos, minutos y horas del día como los mejores guerreros.
Lo que una dice siempre es interpretable, y admitirá lecturas diferentes pero si una deja un margen de fe en si mismo sin tener que salir a pelearse con alguien porque no comparta del todo nuestras ideas, el mundo seria mas placentero.
Admito que entramos muchas veces en unos enredos conceptuales que pasan de la forma al fondo y no hay quien nos saque vivos y sanos.
Si me empeño demasiado en defender mis ideas maximizo todo y termino escuchándome mis propias historias.
Si me encorseto excesivamente, no tendré otra salida que no sea quebrantar mis propias creencias.
Los dias en que me quito el traje de guerrera y negocio con el otro, me declaro mas humana, mas sensible, mas aterrizada. Dejo de pensar en mi y pienso en nosotros. Dejo de maximizar la vida y la disfruto, aunque haya tenido que quebrar mi discurso.

miércoles, 23 de enero de 2008

De lo que nos perdimos…



Una cómoda conferencia con un precio surrealista


Si los organizadores del XVI Foro de Ministros de América Latina y El Caribe, evento mediambientalista a celebrarse próximamente en el país, desconocían el monto aproximado que Al Gore cobra por sus magistrales conferencias, entonces vivimos en un país de ignorantes, o más que eso, de improvisadores.

Si aplicamos alguna fórmula a las siguientes variables: uno de los ex candidatos a la presidencia mas carismáticos de los Estados Unidos, que además tiene en su poder un Oscar, un Premio Nóbel de la Paz y por demás, es rico de cuna por lo que se evidencia y todos sabemos, en parte del documental “Una Verdad Incomoda” donde es la figura principal, el resultado sería poder darnos el lujo de pagar 250 mil dólares para traer por algunas horas a tan ilustre disertante.

Según las versiones dadas por el Departamento de Comunicación de la Secretaria de Medio Ambiente, una de las entidades organizadoras y por demás, anfitriona, el monto por honorarios profesionales de Gore “sobrepasaba los límites presupuestarios de la actividad”.

Cualquiera quisiera tener la dicha o suerte de escuchar personalmente semejante orador estrella, pero la cuestión es esta, un evento de la magnitud del descrito, se prepara con mucho tiempo de antelación, incluso ya se sabe desde al menos un año antes, tiempo mínimo que media entre uno y otro encuentro similar, para que el reencuentro tenga un propósito, un fin.

Entonces, es cuando se monta la estructura del mismo que incluye logística, precedencia, enfoque, temática, y por lo tanto, la búsqueda en el mundo profesional de competencia, las personalidades que harían atractivo y gratificante a la audiencia clave, sujeta de ser el público del megaevento.

Veamos, por lo que ha sido la trascendencia e historia de Gore en la política, este ha apostado por hacer de su discurso una defensa inquebrantable del medio ambiente, con los años que son muchos de su época de estudiante universitario, cuando fue senador, vicepresidente y candidato a la presidencia, mantuvo su línea de contenido, entonces, el hombre ha sido coherente.

Gore domina, por la experiencia de su vida pública, así como la que le suman los acompañamientos de sus extraordinarios asesores. Eso es un hecho, fruto de ello, se cubrió de gloria cuando empezó a recibir reconocimientos, premios, y lo último, el Premio Nóbel de la Paz.

Pero sucede que los seres que habitamos esta burbuja cada vez mas chica que se llama Tierra, necesitamos figuras que nos hagan el cuento que todos sabemos pero que no sabemos explicarnos, y hacemos como el avestruz. Entonces cuando levantamos la cabeza, alegamos sorpresa.

Un dominio del tema, en este asunto, el cambio climático y sus consecuencias apocalípticas, no es cualquier científico que puede venir a darnos sus argumentos, tiene que ser alguien vendible. Ese es Gore. El es el vocero,el puede esta muy convencido pero se ha instituido en eso en el vocero de un grupo que crece vertiginosamente y se está haciendo sentir.

Como conjunto de símbolos, el dominio de un tema es mera idea y valor, son palabras pronunciadas o registradas de algún modo, para que calen en el ciudadano de a pie, o aquel que pueda pagar un promedio de 60 mil pesos, mas o menos por verle y decir “Yo estuve ahí…, tienen que ser pronunciadas por una figura carismática, sagaz y convincente.

Lo que haga el señor Gore con los dividendos de sus honorarios es asunto de sus asesores financieros y legales, lo que casi es seguro que detrás de la figura construida en torno al ex candidato hay una maquinaria enorme de personas que reciben beneficios redituables de ese cheque.

Puedo mencionarles algunos, los asesores de imagen, los voluntarios, los consultores, los abogados, los asesores temáticos, la batería de periodistas que le acompaña, y los que trabajan en las ongs dispersas por el mundo que se hacen eco de su discurso y lo multiplican.

A fin de cuentas, el discurso de Al Gore es más que convincente, pone a quien lo ve –al menos a mi me ocurrió-en la película documental mentada, en una encrucijada, y se pregunta: ¿Y ahora que hago?

Yo no veré a Al Gore en conferencia alguna, ni soñando, pero cuando quiera saber o mejor dicho, hacer que alguien me recuerde lo que por causa y efecto de la intervención del mismo ser humano puede borrarnos del mapamundi en unos cuantos años, encenderé mi televisor, pondré en mi máquina de DVD la Verdad Incómoda y cuantas veces sea necesario me haré la misma pregunta hasta que encuentre una respuesta –ni grandilocuente ni que pretenda cambiar el mundo, pero si la aplicare a mi vida diaria y a mi círculo de influencia, pequeño o grande pero el mío.

miércoles, 16 de enero de 2008

El "homo turisticus" un fenomeno social arrollador



La evolución de la especie humana


Hemos de ser sinceros y reconocernos como seres andariegos, el ser humano no ha dejado de ser nómada, no puede estarse quieto, hubo un tiempo, muchos siglos, cuando la especie se aquietó y pudo conformar un estadio de identidades y grupos sociales similares por no decir, idénticos, en habla, etnia y valores culturales, surgieron las nacionalidades. Creo que no podremos decir lo mismo en este siglo globalizado, para bien y para mal. Las fronteras son cada vez más mentales que geográficas.

Del “homo erectus” al “homo sapiens” la civilización trazó normas y conductas sociales. El siglo que nos antecede conformó una criatura nueva, la suma de las otras que le precedieron: trabajador, proveedor, explorador, luchador e investigador de su propio ente y entorno.

Pero sucede que este Nuevo Ser, ya no sólo se identifica con lo que le rodea, porque le resulta estrecho y archiconocido, quiere mas. Se reconoce como dueño del mundo y del universo, para qué tiene medios a su alcance, sino es para valerse de ellos.

Es demasiado fácil para él o ella tomarse la carretera, el aire y los mares y surcar el trayecto con sus experiencias y sumarlas con las de los lugares que visita. En ese devenir se establecen relaciones, contactos, lazos afectivos o frutos de la impronta de un encuentro maravilloso por lo emocionante que resulta reconocerse en el otro.

Ese es nuestro evolucionado “homo turisticus”. Aunque parezca una payasada de algunos, es tema de debate en encuentros científicos, antropológicos y sociológicos, y en otros promovidos por el negocio del turismo. Es que como negocio, a fin de cuentas, requiere pautas y nociones que les permitan identificar ese nuevo ser que es sujeto de su producción industrial.

En ese encuentro con el otro, ya bien en una media isla que vive del turista o en una milenaria e inmensa cultura como la china, los responsables de este negocio cada vez mas lucrativo, se afanan en regularizar y estandarizar los requerimientos de nuestro andariego visitante encajonándolos en uno que otro grupo: turismo todo incluido, turismo ejecutivo, turismo de eventos, ecoturismo, turismo medico, turismo de congresos, turismo esotérico y místico, entre un sinnúmero de posibilidades.

No obstante, sucede que éste se la ingenia para acercarse al otro y entablar un encuentro personal, un tu a tu. Ese encuentro no perecerá porque es único e irrepetible. No esta marcado por el programa ni de ningún staff o promotor. No es puro ocio ni divertimento, se entrelazan la emotividad y los afectos.

Algunos como Costa Rica, Cuba en estos lares nos han ganado la partida y además de ofrecer paquetes, ofrecer lo mejor de si: amabilidad, respeto y servicio. Sus artes no les permiten engatusar al visitante, talvez por ello su turismo crece por generación espontánea.

El desarrollo de este negocio en grado totalitario tiene dimensiones que les son propias y que no pueden descuidarse como el ecológico, económico, legal, laboral, sociológico y cultural. En los años setenta se hablaba de desarrollo sustentable, hoy se habla de turismo sustentable porque sabemos que los depredadores no son solos los lugareños, también pueden ser aquellos turoperadores que compran, venden paraísos en tierras míticas y engañan a los pequeños negocios y emprendedores de estas tierras todavía ingenuas.

También están las aerolíneas baratas, en Europa están ocasionando alarmas, el caso de la ciudad de Barcelona, España, que ha puesto su voz en alto porque los turistas centroeuropeos y del Este, invaden los fines de semana sus calles y las dejan los lunes hechas un desastre. Vivir esa experiencia, es cuestión de tiempo.

Las tendencias del nuevo turista obligan a tomar medidas al respecto, mientras tanto debemos sonreírle al turista.