domingo, 19 de febrero de 2012

A la Saona que mis ojos aun no han visto


Como carne de gallina se me puso la piel cuando leí, como quien no quiere la cosa por no decir una frase mas escatológica, la infausta noticia de que en la isla Saona, nuestra pequeña y emblemática tierra dominicana al este de la isla de la Hispaniola se construirá un muelle y un una estación naval norteamericana en el Puesto Catuano, con el objetivo "de contribuir al fortalecimiento de la vigilancia marítima en la zona Este del país".
Saona, una extensión de tierra de alrededor de 110 kilómetros cuadrados, donde cohabitan dos asentamientos humanos, Mano Juan y Catuano. Es un municipio de la provincia de La Altagracia que vive de la pesca, del beneficio colateral e indirecto del turismo. No es beneficiario directo, ya que los grandes emporios hoteleros son amos absolutos del litoral Este. Saona es parte integral del Parque Nacional del Este, eso, es un parque nacional, y eso no les impidió a los representantes del Estado, mi Estado Dominicano, el que representa mi identidad nacional de dominicana, que me otorga el derecho de opinar cuando se atenta contra el futuro de mi Patria.
Me he recorrido practicamente cada rincón de este país, mi país, el que adoro y respeto, al que tributo y pago directa e indirectamente mis impuestos. Muy a mi pesar, y mas rapido que deprisa, tendré que apurar una visita a la Saona, ya que es uno de los pocos lugares que aun no conozco de mi media isla.
Eso pienso programar lo mas pronto posible antes de que me cierren la puerta de entrada, mientras, espero que mis congresistas, mis ministros, mis funcionarios superiores, mi Presidente, intervengan y puedan explicarme a mi y a 10 millones de dominicanos y dominicanas indignados que deseamos saber porqué construir un asentamiento militar extranjero que puede bien extraviar mi identidad o mansillar la memoria de Duarte, sin mi permiso.
No quiero otro Vieques dominicano. Tengo derecho a saber.