miércoles, 16 de enero de 2008

El "homo turisticus" un fenomeno social arrollador



La evolución de la especie humana


Hemos de ser sinceros y reconocernos como seres andariegos, el ser humano no ha dejado de ser nómada, no puede estarse quieto, hubo un tiempo, muchos siglos, cuando la especie se aquietó y pudo conformar un estadio de identidades y grupos sociales similares por no decir, idénticos, en habla, etnia y valores culturales, surgieron las nacionalidades. Creo que no podremos decir lo mismo en este siglo globalizado, para bien y para mal. Las fronteras son cada vez más mentales que geográficas.

Del “homo erectus” al “homo sapiens” la civilización trazó normas y conductas sociales. El siglo que nos antecede conformó una criatura nueva, la suma de las otras que le precedieron: trabajador, proveedor, explorador, luchador e investigador de su propio ente y entorno.

Pero sucede que este Nuevo Ser, ya no sólo se identifica con lo que le rodea, porque le resulta estrecho y archiconocido, quiere mas. Se reconoce como dueño del mundo y del universo, para qué tiene medios a su alcance, sino es para valerse de ellos.

Es demasiado fácil para él o ella tomarse la carretera, el aire y los mares y surcar el trayecto con sus experiencias y sumarlas con las de los lugares que visita. En ese devenir se establecen relaciones, contactos, lazos afectivos o frutos de la impronta de un encuentro maravilloso por lo emocionante que resulta reconocerse en el otro.

Ese es nuestro evolucionado “homo turisticus”. Aunque parezca una payasada de algunos, es tema de debate en encuentros científicos, antropológicos y sociológicos, y en otros promovidos por el negocio del turismo. Es que como negocio, a fin de cuentas, requiere pautas y nociones que les permitan identificar ese nuevo ser que es sujeto de su producción industrial.

En ese encuentro con el otro, ya bien en una media isla que vive del turista o en una milenaria e inmensa cultura como la china, los responsables de este negocio cada vez mas lucrativo, se afanan en regularizar y estandarizar los requerimientos de nuestro andariego visitante encajonándolos en uno que otro grupo: turismo todo incluido, turismo ejecutivo, turismo de eventos, ecoturismo, turismo medico, turismo de congresos, turismo esotérico y místico, entre un sinnúmero de posibilidades.

No obstante, sucede que éste se la ingenia para acercarse al otro y entablar un encuentro personal, un tu a tu. Ese encuentro no perecerá porque es único e irrepetible. No esta marcado por el programa ni de ningún staff o promotor. No es puro ocio ni divertimento, se entrelazan la emotividad y los afectos.

Algunos como Costa Rica, Cuba en estos lares nos han ganado la partida y además de ofrecer paquetes, ofrecer lo mejor de si: amabilidad, respeto y servicio. Sus artes no les permiten engatusar al visitante, talvez por ello su turismo crece por generación espontánea.

El desarrollo de este negocio en grado totalitario tiene dimensiones que les son propias y que no pueden descuidarse como el ecológico, económico, legal, laboral, sociológico y cultural. En los años setenta se hablaba de desarrollo sustentable, hoy se habla de turismo sustentable porque sabemos que los depredadores no son solos los lugareños, también pueden ser aquellos turoperadores que compran, venden paraísos en tierras míticas y engañan a los pequeños negocios y emprendedores de estas tierras todavía ingenuas.

También están las aerolíneas baratas, en Europa están ocasionando alarmas, el caso de la ciudad de Barcelona, España, que ha puesto su voz en alto porque los turistas centroeuropeos y del Este, invaden los fines de semana sus calles y las dejan los lunes hechas un desastre. Vivir esa experiencia, es cuestión de tiempo.

Las tendencias del nuevo turista obligan a tomar medidas al respecto, mientras tanto debemos sonreírle al turista.