martes, 29 de diciembre de 2009

Avatar o Second Life


No niego mi adicción al cine. Soy cinéfila desde aquellas noches perdidas en mi niñez cuando todos dormian y yo me quedaba a oscuras frente al único televisor que había en casa a ver la Ultima Tanda de Armando Almánzar por el Canal 7.
Fue entonces, cuando empecé a apreciar el buen cine, aquel que tiene un buen argumento.
A propósito de ello, esta mañanita, conversando con mi amiga Lucy al telófono, ésta me decia he visto Avatar, y con muchas ganas me ha comentado que película tan buena, que mensaje tan inspirador. Le he respondido que este Avatar supera con creces cualquier avatar de pacotilla de los que habitan la densamente poblada Second Life, y lo bueno es que la propia vida del héroe en cuestión tiene mucho sentido, fuera como jakesully o Jake Sully. Indistintamente Jake es un ser excepcional.
Asi como considera James Cameron, su director, la ciencia ficción se habia convertido de un tiempo acá en un escapismo o fantasía, habia dejado de ser un aviso para el futuro.
Avatar por predecible o premonitora que parezca se convierte desde ya en una película de culto. Su dimensión de lucha suprahumana y la concepción de que todo la humanidad puede integrarse por si misma y por y para los extraños o nativos no importa que su piel fuera de color chocolate, amarilla, negra o azul en este caso.
La trama de la película no es pacifista ni mucho menos, hay una guerra planteada, pero también hay un tema bastante explícito, la autodeterminación de una nación a vivir como mejor le plazca, sin preceptos imperialistas ni colonialistas.
Es paradójico que de todos los países no alineados, valga el término, es justo a Venezuela que se menciona por el lugar donde el brabucón coronel había tenido hazañas que contar sobre sus proezas guerreras.
Traer a Venezuela por los moños, un lugar que está al borde del Amazonas, ese lugar tan parecido a Pandora, donde viven los na´vi, los indígenas que acogen a jakesully como suyo, como su aliadado, como un mesias, bueno salvando las distancias con el verdadero Mesías, tiene sus momentos redentores.
Los hay quienes dicen que Avatar no es mas que una Pocahontas en el espacio, o sea, es cierto que la película es trillada en el tema del protagonista colono que termina conquistado por los nativos. Cierto, no cabe duda de ello, no obstante, el planteamiento introspectivo que hace Jake frente a la camarita de video, un especie de diario virtual, un journal, una bitácora nos deja de una pieza, porque es pura filosofía. Es ese momento vital de la vida, su vida en la que expresa como interactuar con los demás, fuera de la autocompasión que bien pudiera ser su opción vital.
Lo bueno, aunque reconozco que me estoy refiriendo a pura y llana ficción, es que la segunda vida de Jake no se asemeja para nada en la sosa e hedonista realidad de muchos avatares de Second Life. Téngalo por seguro.