miércoles, 23 de enero de 2008

De lo que nos perdimos…



Una cómoda conferencia con un precio surrealista


Si los organizadores del XVI Foro de Ministros de América Latina y El Caribe, evento mediambientalista a celebrarse próximamente en el país, desconocían el monto aproximado que Al Gore cobra por sus magistrales conferencias, entonces vivimos en un país de ignorantes, o más que eso, de improvisadores.

Si aplicamos alguna fórmula a las siguientes variables: uno de los ex candidatos a la presidencia mas carismáticos de los Estados Unidos, que además tiene en su poder un Oscar, un Premio Nóbel de la Paz y por demás, es rico de cuna por lo que se evidencia y todos sabemos, en parte del documental “Una Verdad Incomoda” donde es la figura principal, el resultado sería poder darnos el lujo de pagar 250 mil dólares para traer por algunas horas a tan ilustre disertante.

Según las versiones dadas por el Departamento de Comunicación de la Secretaria de Medio Ambiente, una de las entidades organizadoras y por demás, anfitriona, el monto por honorarios profesionales de Gore “sobrepasaba los límites presupuestarios de la actividad”.

Cualquiera quisiera tener la dicha o suerte de escuchar personalmente semejante orador estrella, pero la cuestión es esta, un evento de la magnitud del descrito, se prepara con mucho tiempo de antelación, incluso ya se sabe desde al menos un año antes, tiempo mínimo que media entre uno y otro encuentro similar, para que el reencuentro tenga un propósito, un fin.

Entonces, es cuando se monta la estructura del mismo que incluye logística, precedencia, enfoque, temática, y por lo tanto, la búsqueda en el mundo profesional de competencia, las personalidades que harían atractivo y gratificante a la audiencia clave, sujeta de ser el público del megaevento.

Veamos, por lo que ha sido la trascendencia e historia de Gore en la política, este ha apostado por hacer de su discurso una defensa inquebrantable del medio ambiente, con los años que son muchos de su época de estudiante universitario, cuando fue senador, vicepresidente y candidato a la presidencia, mantuvo su línea de contenido, entonces, el hombre ha sido coherente.

Gore domina, por la experiencia de su vida pública, así como la que le suman los acompañamientos de sus extraordinarios asesores. Eso es un hecho, fruto de ello, se cubrió de gloria cuando empezó a recibir reconocimientos, premios, y lo último, el Premio Nóbel de la Paz.

Pero sucede que los seres que habitamos esta burbuja cada vez mas chica que se llama Tierra, necesitamos figuras que nos hagan el cuento que todos sabemos pero que no sabemos explicarnos, y hacemos como el avestruz. Entonces cuando levantamos la cabeza, alegamos sorpresa.

Un dominio del tema, en este asunto, el cambio climático y sus consecuencias apocalípticas, no es cualquier científico que puede venir a darnos sus argumentos, tiene que ser alguien vendible. Ese es Gore. El es el vocero,el puede esta muy convencido pero se ha instituido en eso en el vocero de un grupo que crece vertiginosamente y se está haciendo sentir.

Como conjunto de símbolos, el dominio de un tema es mera idea y valor, son palabras pronunciadas o registradas de algún modo, para que calen en el ciudadano de a pie, o aquel que pueda pagar un promedio de 60 mil pesos, mas o menos por verle y decir “Yo estuve ahí…, tienen que ser pronunciadas por una figura carismática, sagaz y convincente.

Lo que haga el señor Gore con los dividendos de sus honorarios es asunto de sus asesores financieros y legales, lo que casi es seguro que detrás de la figura construida en torno al ex candidato hay una maquinaria enorme de personas que reciben beneficios redituables de ese cheque.

Puedo mencionarles algunos, los asesores de imagen, los voluntarios, los consultores, los abogados, los asesores temáticos, la batería de periodistas que le acompaña, y los que trabajan en las ongs dispersas por el mundo que se hacen eco de su discurso y lo multiplican.

A fin de cuentas, el discurso de Al Gore es más que convincente, pone a quien lo ve –al menos a mi me ocurrió-en la película documental mentada, en una encrucijada, y se pregunta: ¿Y ahora que hago?

Yo no veré a Al Gore en conferencia alguna, ni soñando, pero cuando quiera saber o mejor dicho, hacer que alguien me recuerde lo que por causa y efecto de la intervención del mismo ser humano puede borrarnos del mapamundi en unos cuantos años, encenderé mi televisor, pondré en mi máquina de DVD la Verdad Incómoda y cuantas veces sea necesario me haré la misma pregunta hasta que encuentre una respuesta –ni grandilocuente ni que pretenda cambiar el mundo, pero si la aplicare a mi vida diaria y a mi círculo de influencia, pequeño o grande pero el mío.